El oro es uno de los metales preciosos más bonitos y mejor valorados, símbolo de riqueza, poder y prestigio. Su utilización se remonta a las civilizaciones antiguas como la egipcia, la romana o la inca, quienes lo veneraban no solo por su belleza, sino también por su rareza y durabilidad. A lo largo de los siglos, su valor ha trascendido fronteras y épocas, desempeñando un papel decisivo en el sistema monetario internacional (cuando los tipos de cambio se vinculaban a su precio) y manteniéndose como un activo seguro frente a la incertidumbre económica. Hoy en día, el oro sigue siendo un refugio de valor, especialmente en tiempos de inestabilidad financiera, tal y como apuntan los economistas en caso de crisis. Es por esa razón por la cual puede ser aprovechado para su empeño, aportando una financiación inmediata, segura y de gran valor para la persona interesada.
Ahora bien, ¡no es oro todo lo que reluce! Es importante saber que este metal puede ser de varios tipos, lo que significa que puede variar en función de su pureza, composición y color, y esto es algo que queremos aclararte en este artículo. ¡Sigue leyendo!
Clasificación del oro según su pureza
Lo primero que hay que dejar claro en este punto es la diferencia entre quilate (K) y quilate (Q). Tanto en el oro como en cualquier otro metal se habla de quilate y se expresa con K; mientras que en los minerales, como los diamantes, se expresa con Q. Un quilate es una unidad de medida que se utiliza para determinar la pureza del metal precioso o del mineral (existen diferencias entre cada tipo de material), siendo el oro de 24 quilates (K) el más puro y el más valioso. Ahora bien, cuanto menor es el quilataje (K) del oro, mayor es la presencia de otros metales aleados en la pieza, lo vemos:
- Oro 24K: 99,9% oro.
- Oro 22K: 91,67% oro.
- Oro 18K: 75% oro.
- Oro 14K: 58,5% oro.
- Oro 10K: 41,7% oro.
Otra forma de identificar los quilates (K) es con el marcado en números. Si en tu joya pone 750 (lo más habitual) es porque hace referencia a oro de primera ley compuesto por 750 milésimas de oro puro y 250 milésimas de otros metales, como plata, paladio, platino o cobre. En este caso, hablaríamos de una joya de oro de 18K. Ahora bien, si pone 916 quiere decir que un 91,6% es oro puro y el resto otros metales (22K), y lo mismo ocurre con las numeraciones 585 (14K) y 417 (10K).
Clasificación del oro según su composición
Como indicábamos, el oro puede ser más o menos puro dependiendo de su porcentaje en el total de la pieza y del resto de metales con los que ha sido aleado. Esto se lleva a cabo para mejorar su resistencia (por ejemplo, el oro 10K es el más resistente, pero tiene un valor inferior por su porcentaje de pureza más reducido), así como para modificar sus propiedades, como es el caso del color. Lo más común es encontrar oro aleado con cobre, plata y/o paladio, pero también con níquel, platino, rodio y otros metales. La aleación con cobre sirve para brindarle una mayor dureza al metal, además de un color rojizo, mientras que la plata suaviza el tono y le otorga una mayor durabilidad.
Clasificación del oro por su color
Los metales que han sido aleados con el oro se emplean para darle mayor dureza a la pieza, pero también para modificar su tonalidad. Lo más habitual es hablar de oro amarillo, blanco y rosa, aunque también podemos encontrar otros colores menos comunes como el oro rojo, verde y el azul o negro. Lo vemos:
- Oro amarillo: es la mezcla tradicional con plata y cobre.
- Oro blanco: de aspecto plateado, suele llevar baño de rodio.
- Oro rosa: tiene un tono cálido gracias al cobre.
- Oro rojo: es más intenso que el rosa, con mayor porcentaje de cobre.
- Oro verde: está aleado con plata y cadmio (es poco común).
- Oro azul o negro: se usan tratamientos especiales o aleaciones exóticas, por ejemplo, con rodio negro (son piezas más decorativas que funcionales).
¿Qué tipo de oro es mejor para joyería?
Como hemos explicado en este artículo, existen varios tipos de oro. No significa que uno sea mejor o peor que otro, sino que cambian sus propiedades y su uso puede variar dependiendo de para qué. En el caso de la joyería, el oro de 18K es la opción más recomendada debido a su mayor resistencia y durabilidad en comparación con el de 24K —sobre todo, si son joyas para uso a diario—. El oro de 18K se utiliza en la fabricación de relojes, anillos, pulseras y en la mayoría de las piezas de joyería. El de 24K, por otro lado, suele emplearse para otros fines, generalmente en piezas que se guardan y en muy pocos casos en joyas que se usan en ocasiones especiales debido a su delicadeza. Y es que, aunque es el más puro y brillante de todos, resulta más blando y delicado que el de 18K. Lo más común es encontrarlo en monedas, lingotes y objetos de colección de oro.
¿Cómo identificar el tipo de oro de una joya?
Existen varias técnicas para identificar el tipo de oro en una joya. Lo más común es buscar el sello o marcado, que indica la pureza (por ejemplo, 18K o 750). Otra técnica es usar un imán, ya que el oro auténtico no es magnético (independientemente de su pureza). Así mismo, destaca la prueba del ácido que sirve para revelar la pureza al reaccionar con el metal (en el caso del oro, este metal no reacciona ante el ácido). Por otro lado, se puede hacer uso de un densímetro que permite calcular la densidad del oro, útil para diferenciarlo de aleaciones. Ahora bien, si quieres asegurarte y despejar tus dudas por completo, entonces lo más aconsejable es que lo lleves a una joyería de confianza donde se empleen espectrómetros o se realicen pruebas electrónicas para obtener resultados precisos sin dañar la pieza.
Ten en cuenta que si tu idea es empeñar la joya para obtener un crédito rápido y con posibilidad de recuperarla en el futuro en CrediMonte (el Monte de Piedad de Fundación Bancaja) podemos ayudarte. Nuestro equipo de gemólogos realiza la tasación con instrumental profesional homologado, en tu presencia, para ofrecerte la valoración en el momento y para que puedas recibir tu dinero al instante. Además, ofrecemos los mejores tipos de interés y condiciones. ¡Pregúntanos tus dudas!